Ojalá se pudieran arrancar los malos recuerdos de la memoria de la misma manera que se arrancan las malas hierbas del huerto. Eso es lo que he hecho esta tarde, porque las cebollas ya estaban totalmente camufladas entre los hierbajos. Solecito, música, tierra y tiempo para pensar. O para no querer pensar. Porque se mezclan los recuerdos, las decisiones, los deseos. Y las malas hierbas. Hay un run-run en la cabeza que no me deja escuchar la música. No siempre se puede decir todo lo que se piensa. de rAnita nOe