Hay amigos que deberían vivir más cerca. Porque son necesarios más a menudo de lo que la distancia dicta.
Me peleo con partes de mi. Y últimamente vuelvo a sentir que no sé quién soy. O qué soy.
Tengo la sensación de que el día que termine de hacer papeles para poder trabajar de fisioterapeuta será cuando me tenga que jubilar.
Tengo que hacerme fuerte ante actitudes que ponen en tela de juicio amistades. O será que al fin y al cabo no tenemos que ser amigos, que tengo que dejar de ceder, dar, esperar.
En lo que llevamos de 2013 ya he tenido tiempo para que me duela ser como soy. Inevitable, según algunas opiniones, esto de apegarse a la gente. Sobre todo a la gente que no lo sabe apreciar.
No sé si es normal tener 28 años y no saber qué.
de rAnita nOe
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