Escribir para vaciarse. Para dejar la mente en blanco y que por un momento haya paz. Pelearse con los sentimientos encontrados, a veces hasta opuestos que se disputan cada segundo de mis pensamientos. No saber, no poder preguntar. Esperar. Esperar en silencio. Querer decir, sabiendo que no hay quien te quiera escuchar.
Me falta esa paz de haber hecho todo lo posible, porque otra vez, quizás por primera vez de esta manera, las decisiones de otra persona limitan mis acciones. Que no mis intenciones o mis sentimientos. En esos dos sujetos he encontrado una compañía hasta ahora desconocida, no sabía yo que podía sentir así, profundo y desgarrador al mismo tiempo.
No había estado yo en la posición de habérseme negado la opción de demostrar esos sentimientos que se saben y han sido correspondidos. Consume de una manera que no había experimentado antes, porque a pesar de llevarme a límites de mi misma que yo no conocía, no hay nada que pueda hacer para dejar de sentir. Para dejar de querer. Para dejar de esperar, aún sin saber si hay algo por lo que esperar.
Tanto una cosa como la otra han sucedido de manera inesperada y sin embargo puedo decir que ya no puedo ser igual. Amar y ser negado, querer dar y no saber bien porque no es recibido. Esperar, esperar en silencio. Un silencio ensordecedor que inunda todos los momentos en los que, por descuido, mis pensamientos se detienen y soy capaz de vislumbrar de reojo la dimensión de esta situación en la que no pedí meterme.
La incondicionalidad. Algo que por mi parte no he experimentado pero que soy incapaz de limitar con respecto a ti. Me rompe un poco el corazón que no lo veas. Me desgasta por dentro este baile de no hablar las cosas claras y de disimular que las cosas son diferentes.
Me miro al espejo y me pregunto si soy yo la normal o la que está equivocada. Veo como las lágrimas se me escapan y me cuestiono hasta dónde voy a poder llegar, o necesitar llegar para poder estar tranquila de haber hecho todo lo que tenía que hacer, quemar hasta el último cartucho, y no tengo una respuesta. Ninguna respuesta mejor que el no haber elegido esto que se me hace cuesta arriba y desconocido.
Me pesa tener que ser fuerte, siempre. Me pesa hoy este amor que no puedo elegir dejar de sentir y que no entiendo.
Escribir para vaciarse. Para que el silencio vuelva a ser sereno.
Comentarios