Ya estoy en Londres. Mañana ya tengo la primera entrevista de trabajo. No hay que darle tiempo al tiempo. Llegar y zas. Confío en que Dios me ayudará a encontrar algo rápido. Me ha ayudado en todo hasta ahora, incluso a traer los kilos que tenía de más en la maleta. Me maravillo de la manera en que las cosas se han ido dando, estoy muy agradecida y sé que Él está guiando todo. Y por otro lado me sorprendo de la dualidad que hay en mi corazón, al recibir otras noticias y sentir tanta decepción. Decepción de las personas, que siendo más mayores, maduras y profesionales que yo, se están comportando de una manera que me deja más que anonadada. Definitivamente no soy perfecta y me queda mucho por aprender en el ámbito personal y profesional, pero por lo menos ya tengo dos ejemplos de lo que nunca, nunca quiero llegar a ser. Pido que Dios me ayude a conservar siempre mi sinceridad y transparencia en el trato con las personas. Y valorar sus capacidades y no su apariencia externa. Na...