He amado.
Te he amado.
Puedo decir sabiendo que no me equivoco que tú has sido mi primer amor.
Un amor que no elegí, que no produje ni acaparé.
Vi y veo la mano de Dios en cada detalle.
La veo ahora enjugando las lágrimas que resbalan por mis mejillas.
He de corregirme y admitir que todavía te amo.
Pero también me amo a mi misma, soy la única que lo hace de los dos.
Así que recojo los pedazos que has dejado de mi corazón y me recompongo.
Poco a poco la sonrisa volverá a mis labios, un poco más y volverá a mis ojos.
Y tú, tú siempre podrás decir que te han amado incondicionalmente.
N.
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