Hay momentos en los que siento que estoy nadando a contracorriente. Son pocas las ocasiones en las que me parece que estoy avanzando hacia algún sitio. Ni siquiera sé hacia donde, pero el caso es avanzar. Por momentos me da la impresión de que sería más fácil dejarse llevar por la corriente y dejar de esperar, dejar de sentir esa incertidumbre que ya dura demasiados meses.
Se me va de las manos, si es que alguna vez estuvo en mis manos que todo este lío de papeles, sellos, citas, consultas y demases llegara a bien término.
La distancia no solo te ata las manos y te estrangula la voz, también te llena de impotencia y rabia.
E invariablemente mañana me levantaré para hacer lo poco que desde aquí puedo hacer, que es acabar con las orejas rojas de tanto hablar por teléfono para que alguien me termine diciendo cualquier cosa que no me servirá como respuesta.
Estoy cansada.
de rAnita nOe
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