Me sorprendo. Suceden las cosas y yo me quedo a un lado como las caricaturas, mandíbula desencajada y ojos desorbitados. Sorpresa. Las hipotecas de otra gente sellan mi boca y por lo tanto mis reacciones. Qué tú no sepas que yo lo sé no significa que yo sea idiota y tú puedas manejarme a tu antojo. No, no. Diplomacia servida en bandeja de plata. Me agoto. Necesito ser completamente yo por unos días. O que los demás dejen de ser hipócritas enmascarados en buenas maneras. Porfavor-Gracias-DeNada-QueTeDen. Esa última la pienso, no la digo. De frente tu sonrisa, de espaldas tu traición. Te mantendré cerca como a los mejores enemigos, aunque te recubras de piel de cordero se te ven los bigotes de lobo. Quién lo iba a decir. Las hipotecas, las hipotecas. Como echo de menos poder hablar, y hablar, y hablar sin tener que medir las palabras y hacer que suenen políticamente correctas y adecuadas. Sentir que una amistad es de verdad y completa, sin barreras. A pe...