Es difícil empezar de cero una y otra vez. Siempre hay ilusiones nuevas, recuerdos viejos y ristra de expectativas que quizás no se cumplirán. Siempre he creído ser buena para aceptar los cambios. Adaptarme a nuevos lugares nunca ha supuesto demasiado esfuerzo, hasta ahora. Tengo la impresión de que este último cambio, el de venir a vivir a México, ha sido el más consciente que he hecho a lo largo de todos estos años. Lo que nunca pensé es que a pesar de hablar el mismo idioma la cultura iba a ser tan diferente. Y no me refiero a la cultura popular, que es bastante llamativa en este caso. Me refiero a las personas, a como son, actúan, procesan, expresan y reaccionan. Es como no saber donde pisar. Esta situación me hace apreciar más esas amistades en las que no importa el tiempo, ni la distancia. Saber que puedo descolgar el teléfono y que todo sigue igual es un tesoro. Aunque reconozco que las cosas han cambiado, los dos hemos crecido y nos conocemos más....