La luz se filtra a través de las hojas de los árboles, le acaricia el rostro. Con ojos cerrados, deja que la brisa desordene su cabello. Hay cosas que no se le pueden pedir a la vida. Y una de ellas es que se pare el tiempo.
Si pudiera, lo detendría en ese mismo instante. Una pequeña gota de agua en el mar de su vida, pero un instante perfecto al fin y al cabo. Incluso sabiendo que los instantes perfectos no existen, ni existirán.
El frescor de la hierba se deja sentir bajo las plantas de los pies descalzos. Las briznas de hierba se cuelan entre los dedos haciendole cosquillas. Y aunque todavía no es verano, siente que podría dejar de usar zapatos a partir de ese mismo momento. Le gusta sentir el rocío escurrirse entre los dedos. Es una de las cosas que le hace feliz. Una de tantas, o una de tan pocas.
Los pájaros se susurran secretos al oído desde lo alto de los árboles y con sus trinos inundan el silencio que rodea ese pequeño espacio, donde por un momento, se ha parado el tiempo.
de rAnita nOe
Comentarios
La palabra escrita quizas sea la única forma de detener el tiempo en instantes que quedarán ahí por siempre.