Cuando era una adolescente había ocasiones en las que me sentía muy fuera de lugar cuando me comparaba con mis amigos o compañeros. Mi manera de ver las cosas no es muy común, la verdad es que a veces no le doy mucha importancia a situaciones que para otras personas significan un mundo, y por el contrario, cosas que para los demás no son importantes para mí son imprescindibles.. No suelo caer en el campo de los grises, no es que sea intransigente, pero normalmente las medias tintas dan pie a confusiones y malos entendidos.. Así que normalmente las cosas son blancas o negras, definidas, claras. La amistad, la fidelidad, el compromiso, el respeto, son cosas que valoro mucho y procuro no provocar situaciones en las que se me pueda poner en entre dicho.
Cuando era más pequeña aprendí que hablar es tan importante cómo la manera en que dices las cosas. Las palabras pueden ser un arma de doble filo y tras darme cuenta de que puedo hacer mucho daño con ellas, pues llegué al punto de hacerlo intencionadamente, aprendí a ser más comedida y a buscar maneras de poder decir lo que pienso sin resultar hiriente. Porque esa es otra de las cosas que me caracteriza. Digo lo que pienso, malo o bueno. Y como no soy persona de medias tintas, lo hago con todos. El tiempo me ha enseñado que no todo el mundo está acostumbrado a la sinceridad. A mi se me nota lo que pienso en la cara, me gusta o no me gusta, se ve fácilmente, a veces demasiado..
La gente tiene una costumbre un tanto molesta en algunas ocasiones. Contarme cosas que yo no quiero saber. Y me refiero a cosas de la vida de ellos que realmente no tiene nada que ver conmigo, que yo no puedo solucionar, y que sin embargo parece ser que sienten alivio al desembucharlas. Parecen no entender que ese tipo de información me compromete a guardar secretos, y a pesar de saber guardarlos, a nadie le interesa saber si estoy dispuesta. A veces podrían plantearse si va a ser productivo compartir, o hacer participe a una tercera persona que no tiene nada que ver. Dan por hecho de que guardaré el secreto, y lo haré. Pero hay tantas veces que no me importaría no saberlo..
Hay veces en las que me muerdo la lengua. Parece que la gente no ve venir las consecuencias de lo que hace a pesar de que a mi me parezcan tan evidentes como si las hubieran escrito en rojo sobre una pared blanca. No puedes ir sacándole las castañas del fuego a todo el mundo, pero madre, cuantas castañas se queman delante de mis narices y toca estar punto en boca. Hay veces en las que simplemente lo digo, a sabiendas de que las palabras se van a evaporar de la misma manera que lo hace el rocío cada mañana, sin dejar rastro. Pero peor es dejar pasar las cosas sin decir ni pio.
Debería estar durmiendo, pero estos últimos días varias personas ajenas a mi círculo familiar o amistoso incluso, se han dedicado a proporcionarme información que yo no quería saber. Pero que sin duda me compromete a guardar secretos a terceros que yo no pedí saber. Ni siquiera estoy segura de haberme explicado bien, la conclusión es que a veces saber no es mejor que no saber.
de rAnita nOe
Comentarios
Es que somos tan complejas las personas...