Hacía tantos años que no me iba de campamento!. Si es que cuando una no se iba de campamento, por algo será!!. Y no sólo porque el dormir en el suelo sea lo más incómodo del mundo, que va..
Para empezar 18 kilómetros en bici, que se dicen rápido, pero con más curvas, subidas y bajadas que el Montmeló. Claro, nos ibamos para tantos días que me tenía que llevar desayuno, comida y cena, yo solita. Los demás (6 amigos/as) se habían repartido las viandas para llevarlas entre todos, pasta, carne y otras cosas. Se nos hizo tarde y llegamos bastante de noche, sólo para que nos dijeran que el camping estaba cerrado. Gracias a Dios nos dejaron pasar la noche allí porque no sabíamos a donde ir, y no era plan de volver. Primera noche al raso. Nos faltó dormir unos encima de otros, vamos.. No es que hiciera frío, la verdad, pero parecía que si uno tocaba fuera de las mantas que habíamos extendido en el suelo se lo iba a tragar la tierra.. Sardinas en lata es decir poco. Para colmo, el flaco se despertó a las 5.30 de la mañana con que tenía hambre y nos despertó a todos con su "modo discreto" para buscar en las bolsas de la comida. Después no había manera de que se durmieraaaa! Tipo 8.30 los huesos ya no soportaban estar en el suelo, así que desayunamos y recogimos todo para irnos a otro lado, casi 3 kilómetros más en bici. No es mucho, pero contando que nos dolía hasta la foto del DNI.. Encontramos otro lugar donde acampar, mucho más bonito y con el riachuelo más cerca. Eso sí, esta vez compartido con varias vacas que pastaban por allí. Entre hacer el culto y preparar la comida se nos fue buena parte de la mañana, no hubo siesta y el calor se puso más pesado de lo esperado. Al final no hubo otra que irse al riachuelo a "ducharse". Riachuelo que toda el agua que llevaba nos llegaba a los tobillos. Con los chicos a cargo del fuego, preparamos la cena y de repente viento. Frío y mucho viento. Eso aquí significa lluvia seguro. Así que lo más rápido que pudimos montamos las tiendas, dos de dos plazas y una de cuatro, para las que sólo habíamos llevado 4 estacas. Nos metimos todos (7) en la tienda de cuatro para distraer el tiempo y jugamos a las cartas, a hacernos fotos, a contar chistes (malos!).. Al poco de que los chicos se fueran a su tienda (la otra era para todas las mochilas y demás cachivaches) empezó a llover. Y empezó la aventura.
1.30 de la mañana, casi se nos lleva el viento. Dí que habíamos asegurado los vientos de las tiendas a las bicis.. No tener estacas significa que el agua se cuela por donde no debería, con lo cual a eso de las 5.30 de la mañana el flaco apareció en nuestra tienda. Otra vez! La tienda de los chicos era un lago. Acabamos 7 en una tienda de 4 plazas, esta vez sí, enlatados. Cuando la tienda se ha empezado a volver charca hemos decidido volver. Hemos pedido ayuda a mi ángel de la guarda, que nos podía venir a buscar con la camioneta, pero primero teníamos que llegar con todas las cosas hasta el pueblo, porque desde el pueblo hasta el campamento sólo hay caminos de tierra, bueno, barro. Así que a eso de las 8 saliamos con todo a cuestas y empujando las bicis, porque no había manera de subirse.. Con el barro hasta las orejas y agua hasta en la ropa interior hemos llegado al pueblo después de las once... Y nos han traído a casa en la camioneta, justo cuando dejaba de llover.
Ahora estamos esperando a ver quien es el que cae enfermo primero..
Nos duelen músculos que ni sabíamos que existían, y no es una frase hecha. Nos hemos caído, nos hemos raspado las piernas con los cardos, todavía tengo una espina en el talón, y estoy segura de que no me voy a ir de campamento mañana.. Pero dentro de poco sí!!!
Gracias chicos por la diversión!!!
Aquí os dejo el enlace de las fotos, que son muchas para cargarlas aquí. Besos!!!!
http://www.facebook.com/album.php?aid=56247&l=7b5aa&id=574081500
Para empezar 18 kilómetros en bici, que se dicen rápido, pero con más curvas, subidas y bajadas que el Montmeló. Claro, nos ibamos para tantos días que me tenía que llevar desayuno, comida y cena, yo solita. Los demás (6 amigos/as) se habían repartido las viandas para llevarlas entre todos, pasta, carne y otras cosas. Se nos hizo tarde y llegamos bastante de noche, sólo para que nos dijeran que el camping estaba cerrado. Gracias a Dios nos dejaron pasar la noche allí porque no sabíamos a donde ir, y no era plan de volver. Primera noche al raso. Nos faltó dormir unos encima de otros, vamos.. No es que hiciera frío, la verdad, pero parecía que si uno tocaba fuera de las mantas que habíamos extendido en el suelo se lo iba a tragar la tierra.. Sardinas en lata es decir poco. Para colmo, el flaco se despertó a las 5.30 de la mañana con que tenía hambre y nos despertó a todos con su "modo discreto" para buscar en las bolsas de la comida. Después no había manera de que se durmieraaaa! Tipo 8.30 los huesos ya no soportaban estar en el suelo, así que desayunamos y recogimos todo para irnos a otro lado, casi 3 kilómetros más en bici. No es mucho, pero contando que nos dolía hasta la foto del DNI.. Encontramos otro lugar donde acampar, mucho más bonito y con el riachuelo más cerca. Eso sí, esta vez compartido con varias vacas que pastaban por allí. Entre hacer el culto y preparar la comida se nos fue buena parte de la mañana, no hubo siesta y el calor se puso más pesado de lo esperado. Al final no hubo otra que irse al riachuelo a "ducharse". Riachuelo que toda el agua que llevaba nos llegaba a los tobillos. Con los chicos a cargo del fuego, preparamos la cena y de repente viento. Frío y mucho viento. Eso aquí significa lluvia seguro. Así que lo más rápido que pudimos montamos las tiendas, dos de dos plazas y una de cuatro, para las que sólo habíamos llevado 4 estacas. Nos metimos todos (7) en la tienda de cuatro para distraer el tiempo y jugamos a las cartas, a hacernos fotos, a contar chistes (malos!).. Al poco de que los chicos se fueran a su tienda (la otra era para todas las mochilas y demás cachivaches) empezó a llover. Y empezó la aventura.
1.30 de la mañana, casi se nos lleva el viento. Dí que habíamos asegurado los vientos de las tiendas a las bicis.. No tener estacas significa que el agua se cuela por donde no debería, con lo cual a eso de las 5.30 de la mañana el flaco apareció en nuestra tienda. Otra vez! La tienda de los chicos era un lago. Acabamos 7 en una tienda de 4 plazas, esta vez sí, enlatados. Cuando la tienda se ha empezado a volver charca hemos decidido volver. Hemos pedido ayuda a mi ángel de la guarda, que nos podía venir a buscar con la camioneta, pero primero teníamos que llegar con todas las cosas hasta el pueblo, porque desde el pueblo hasta el campamento sólo hay caminos de tierra, bueno, barro. Así que a eso de las 8 saliamos con todo a cuestas y empujando las bicis, porque no había manera de subirse.. Con el barro hasta las orejas y agua hasta en la ropa interior hemos llegado al pueblo después de las once... Y nos han traído a casa en la camioneta, justo cuando dejaba de llover.
Ahora estamos esperando a ver quien es el que cae enfermo primero..
Nos duelen músculos que ni sabíamos que existían, y no es una frase hecha. Nos hemos caído, nos hemos raspado las piernas con los cardos, todavía tengo una espina en el talón, y estoy segura de que no me voy a ir de campamento mañana.. Pero dentro de poco sí!!!
Gracias chicos por la diversión!!!
Aquí os dejo el enlace de las fotos, que son muchas para cargarlas aquí. Besos!!!!
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