No podía ser, sus planes eran leer libros, ver películas y como mucho ir de compras para llenar la despensa. La luz del ascensor no dejaba de parpadear, las perchas empezaban a escurrirse entre los dedos de Ágata y ella los apretó para no perder ninguna en el camino. Tras esperar un buen rato se cansó y decidió subir por las escaleras, cosa que normalmente nadie hacía. Iba dándole vueltas a la pelea que había tenido con Nerea, su compañera de piso, que le había dicho que durante las próximas 4 semanas tendrían que compartir piso con un amigo de ella que venía al pueblo por trabajo. No era la primera vez, pero no le gustó la idea porque quería poder estar en casa sin tener que guardar las apariencias.
Llegó a la segunda planta y fue a colocar las perchas en la pequeña habitación que utilizaban a modo de almacén. El día había sido largo, mucha gente hacía las últimas compras para el “verano”, camisetas, pantalones cortos y sandalias eran los artículos más buscados.
Salió del trabajo y se dirigió al pequeño supermercado que se encontraba a pocas manzanas y compró leche y unas galletas. Cuando llegó a casa encontró una nota de Nerea avisándole de que su “visita” se adelantaría para llegar esa misma tarde.
Otro cambio de planes y más estrés para Ágata. Decidió guardarse las ganas de llamar a Nerea para gritarle cuatro cositas y encauzarlas en limpiar. No es que la casa pareciera una pocilga pero las semanas que limpiaba Nerea tenía la costumbre de hacerlo solo “donde mira la suegra”. Después de media hora de trabajo y una bolsa de basura la casa parecía impecable. Ágata decidió entonces darse una ducha para quitarse encima el polvo y el cansancio. Siguiendo la ley de Murphy cuando estaba a medio duchar sonó el timbre.
de rAnita nOe
Llegó a la segunda planta y fue a colocar las perchas en la pequeña habitación que utilizaban a modo de almacén. El día había sido largo, mucha gente hacía las últimas compras para el “verano”, camisetas, pantalones cortos y sandalias eran los artículos más buscados.
Salió del trabajo y se dirigió al pequeño supermercado que se encontraba a pocas manzanas y compró leche y unas galletas. Cuando llegó a casa encontró una nota de Nerea avisándole de que su “visita” se adelantaría para llegar esa misma tarde.
Otro cambio de planes y más estrés para Ágata. Decidió guardarse las ganas de llamar a Nerea para gritarle cuatro cositas y encauzarlas en limpiar. No es que la casa pareciera una pocilga pero las semanas que limpiaba Nerea tenía la costumbre de hacerlo solo “donde mira la suegra”. Después de media hora de trabajo y una bolsa de basura la casa parecía impecable. Ágata decidió entonces darse una ducha para quitarse encima el polvo y el cansancio. Siguiendo la ley de Murphy cuando estaba a medio duchar sonó el timbre.
de rAnita nOe
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Un besin!